"El día después de que los EE.UU. celebraran el cumpleaños de Martin Luther King, el 15 d enero de este año, 16 mujeres viajaron de Illinois a la sede del Tribunal Supremo de los EE.UU., en Washington DC.
Durante la ola excepcional de frio que golpeó la región, las 16 mujeres presenciaron la audiencia en la que nueve jueces escucharon los argumentos en la causa judicial de Pamela Harris contra el Gobernador Quinn de Illinois.
De ser favorable a Harris, el fallo tendría serias repercusiones en la calidad de los servicios de cuidados a domicilio que reciben decenas de miles de personas mayores y discapacitadas que dependen de esos servicios subvencionados por el estado.
Eso sucedería si el tribunal declarara inconstitucional el convenio colectivo que abarca a más de 27 000 trabajadores (en su mayoría mujeres y miembros de minorías), poniendo así en peligro la estabilidad y el profesionalismo del sector.
Más generalmente, si se dictaminara que el sistema actual es inconstitucional se pondría en tela de juicio el futuro de la negociación colectiva en el sector público en todo el país.
En el marco de lo que en Estados Unidos se conoce como la disposición “contribución justa”, los cuidadores domésticos de Illinois no están obligados a afiliarse a un sindicato, en este caso, el Service Employees International Union (SEIU), pero deben aportar una contribución, ya que se benefician de los salarios, las condiciones, el acceso la formación y la ayuda negociados por el sindicato para todos los cuidadores domésticos de Illinois.
Harris trabaja en una esfera del servicio de cuidados domésticos separada, no sindicalizada, que nunca ha contribuido al sindicato.
Sin embargo se ha prestado a ser la portavoz en una causa que tiene por objeto desindicalizar a los cuidadores domésticos del estado, debilitando al mismo tiempo la negociación colectiva en el sector público en todo el país.
El salario mínimo en los EE.UU. es actualmente de solo 7,25 dólares. La mayor empresa privada del país, Walmart, que paga salarios muy bajos a sus trabajadores, prefirió organizar una campaña de promoción de la comida en conserva ‘canned food drive’ , en lugar de pagar una salario vital a sus trabajadores.
En esas circunstancias, la negociación colectiva es una de las pocas herramientas de que disponen los trabajadores de salarios bajos y medios para aumentar el nivel de su remuneración, mejorar sus normas de seguridad y obtener prestaciones como los cuidados de salud y las pensiones.
El sistema de “elusión de los sindicatos”
Es por esta razón que los sindicatos -y la negociación colectiva- han sido durante mucho tiempo los principales adversarios de los políticos conservadores, de las empresas y los académicos. En los Estados Unidos, el sistema de “elusión de los sindicatos” reditúa cientos de millones de dólares.
Las reuniones a puerta cerrada, a las que se obliga a los trabajadores a asistir para escuchar el discurso antisindical de la dirección, son legales y comunes.
Para las cuidadoras domésticas como Flora Johnson, de Chicago, esta causa podría destruir un programa que presta servicios a 30 000 personas con discapacidad.
“Una de esas personas es mi hijo”, dice Flora. “Se llama Kenneth y nació con parálisis cerebral. Hace muchos años me dijeron que Kenneth necesitaría ser internado en una institución para recibir cuidados a largo plazo. Pero los servicios de cuidados a domicilio le permitieron quedarse en casa con su familia.
“Muchas madres en mi caso se han enfrentado a una disyuntiva dolorosa: quedarse en casa para cuidar de sus hijos con discapacidad o resignarse a que sean internados en una institución.
Muchas de esas madres no hubieran podido quedarse en casa si no recibieran un salario decente por los cuidados domésticos que prestan”.
Actualmente, el estado de Illinois paga para que las personas mayores y con discapacidad reciban cuidados a domicilio de un cuidador o cuidadora de su elección, sea este un profesional de una agencia, un particular o un familiar.
Aunque Harris quiere seguir recibiendo pagas del estado por cuidar a su hijo en casa al nivel negociado, no quiere contribuir al costo de mantener el convenio colectivo.
Para Rayhnee Patrick, que padece de una psoriasis aguda que le cubre todo el cuerpo y que la ha forzado a permanecer en una silla de ruedas y a necesitar cuidados a domicilio, el convenio ha aportado estabilidad y profesionalismo al sector, permitiéndole seguir viviendo y trabajando independientemente en su casa.
“Durante la tormenta polar, mi cuidadora personal venía a verme a casa a las cinco de la mañana”, dice Rhaynee.
“Conducía una hora en la nieve desde la zona norte de Chicago. ¿Por qué mostraba tanta dedicación? No porque yo sea adorable, sino porque tiene un buen salario resultante de la negociación colectiva que llevaron a cabo los sindicatos. Puedo trabajar, ella puede pagar sus facturas y yo las mías”.
La guerra contra la negociación colectiva
Para el NRWC, esta casusa representa una excelente oportunidad para librar batalla abierta contra la negociación colectiva y los sindicatos.
Sintiéndose alentados por la implantación de la legislación “Derecho a trabajar” en 24 estados del país, incluidos los antiguos baluartes del sindicalismo como Michigan, esperan poder defender su causa ante el Tribunal Supremo, considerado como conservador.
Dictaminando sobre los contratos individuales, minando la negociación colectiva y eliminando las disposiciones de “contribución justa”, el objetivo es detener a los sindicatos en su lucha por mejorar la remuneración en un sistema concebido para rebajar esas condiciones para los trabajadores de salarios medios y bajos.
Esa táctica ha dado buenos resultados hasta ahora – los miembros de los sindicatos han disminuido, la desigualdad ha aumentado y se ha arraigado tanto que la “tierra de la libertad” es ahora uno de los países más desiguales del mundo.
Solo siete otras cuidadoras domésticas de las más de 27 000 se han aunado a Harris en esta causa, pero el NRWC y toda una serie de otros grupos conservadores han decidido tomar cartas en el asunto.
Con su apoyo, la causa llegó hasta el Tribunal Supremo, a pesar de haber sido desestimada por dos otros tribunales inferiores.
El gobierno de Illinois estima que el sistema actual ha permitido al estado ahorrar 632 millones de dólares, lo que pone de manifiesto que el apoyo del NRWC y de otros no está motivado por la prudencia fiscal sino por la ideología.
No solo en los Estados Unidos
Los sindicatos temen que el fallo del Tribunal Supremo socave enteramente el sistema de negociación colectiva en el sector público, reduciendo la capacidad de los sindicatos de negociar exitosamente con los empleadores.
Con el tiempo, sin el mecanismo ni la financiación que permita a los trabajadores luchar, los cuidadores y sus clientes y sus familiares sufrirán.
¿Por qué todo ello es importante también para el resto del mundo? Porque en todo el mundo los ideólogos conservadores, los políticos favorables al libre mercado, los centros de reflexión y una parte de los medios de comunicación piensan que lo que hacen los EE.UU., establece la pauta para el resto del mundo.
Si bien en muchos países no existen disposiciones como la de la contribución justa, hay muchas otras forma de protección previstas en las leyes nacionales, como los derechos en el lugar de trabajo, los salarios y las normas de seguridad, que pueden ser atacadas para debilitar a los sindicatos y la negociación colectiva.
En Australia, por ejemplo, el gobierno conservador de Tony Abbott se apresuró a seguir el ejemplo estadounidense, lanzando ataques contra los trabajadores e incluso las empresas que no trataban a su personal con hostilidad.
Ya ha comenzado a tener efectos: la compañía aérea australiana Qantas recientemente se propuso conseguir la asistencia del gobierno haciendo alarde de sus políticas laborales radicales durante la inmovilización en tierra de la aerolínea en 2011.
En los Estados Unidos, los jueces del Tribunal Supremo, que escucharon los argumentos del caso durante más de una hora, ahora deliberan en privado. Se espera que tomen una decisión en junio.
Para Flora Johnson y todos los que han desafiado a los elementos para llevar su mensaje a Washington, lo que está en juego no podía ser más claro: “Hace treinta años, los cuidadores domésticos en Illinois ganaban apenas un dólar por hora.
Con eso no se puede mantener a una familia. Es por eso que decidimos organizarnos y formar un sindicato.
No podemos permitirnos volver al pasado, a la época en que los cuidadores domésticos vivían en condiciones de pobreza terribles y las personas mayores y discapacitadas debían ser internadas en instituciones por falta de servicios a domicilio."