"La EPA del primer trimestre de 2014 confirma la tendencia a la precarización del empleo. Al no poder devaluar la moneda, nuestros dirigentes han considerado que la mejor opción para salir de la crisis es devaluar a los trabajadores. El precariado se ha instalado en nuestro mercado laboral y no parece que vaya a ser algo coyuntural.
El gobierno ha anunciado con triunfalismo la caída del paro registrado en el mes de Abril. Tendremos que esperar a que el SEPE publique las estadísticas de contratos de dicho mes para determinar en qué medida tal reducción viene influida por el incremento de la contratación en el sector turístico durante la Semana Santa. Asimismo, es fundamental conocer la duración de tales contratos. En el mes de Marzo, del total de contratos iniciales celebrados, prácticamente un 40% tenían una duración igual o inferior a un mes, por tanto, muchos de esos nuevos trabajadores volvían a estar en desempleo cuando las cifras se publicaron.
Mariano Rajoy ha afirmado estar “muy contento” con los datos de la última EPA. Atendiendo a la variación interanual, ¿qué dato le habrá alegrado más? ¿la caída de la ocupación en casi 80.000 personas? ¿la reducción de la población activa en más de 400.000 personas? ¿la destrucción de casi 260.000 empleos indefinidos? ¿el incremento de la tasa de temporalidad en un 1,19%? O quizás le alegre conocer que más del 60% de horas extra trabajadas son no remuneradas, o que el desempleo de larga duración supera el 60%, o los casi dos millones de hogares con todos sus miembros en paro, o que haya más de 760.000 hogares en los que no se percibe ningún tipo de ingresos. Datos, en definitiva, que no invitan precisamente al optimismo.
Por otro lado, la destrucción de empleo no ha tocado fondo aún. En el primer trimestre de 2014 se han destruido más de 180.000 puestos de trabajo. La ocupación ha caído en todos los sectores económicos excepto en la agricultura, la cual cuenta con un claro componente estacional. Cabe destacar que la mayoría de empleos que se han volatilizado en este primer trimestre son de carácter indefinido y a jornada completa, confirmando así la tendencia a la precarización, favoreciendo formas atípicas de empleo (contratos temporales, jornada parcial) con nula estabilidad y que no cuentan con la protección del Derecho del Trabajo en toda su extensión.
Otro dato alarmante que arroja la última EPA es la caída de la ocupación por debajo de los 17 millones, lo cual nos retrotrae a finales de 2002 con la salvedad que entonces la población total no llegaba a 41,5 millones mientras que actualmente roza los 46 millones. Ni siquiera durante los años más duros y con mayor destrucción de empleo de la actual crisis, la ocupación había estado en niveles tan bajos.
Esto tiene una clara y negativa repercusión en las ya esquilmadas cuentas de la Seguridad Social. Los menos de 17 millones de ocupados pagan las cotizaciones que financian las pensiones de casi 6 millones de jubilados y prejubilados (1,3 millones más que a finales de 2002). Asimismo, la devaluación salarial redunda en el pago de cotizaciones más bajas a la que, para más Inri, se le junta la medida estrella anunciada por Rajoy en el pasado debate sobre el estado de la nación, la llamada “tarifa plana de 100 €”. Dicha medida ha sido ya criticada tanto por Bruselas como por el BCE por su efecto adverso en las cuentas de la Seguridad Social. Huelga decir que actualmente son muchas las familias que sobreviven gracias a la pensión de los abuelos.
Favorecer la competitividad ha sido el mantra que el gobierno ha repetido hasta la saciedad para llevar a cabo y justificar el recorte de derechos laborales. Esta mayor inseguridad en el empleo así como la devaluación salarial, tiene como consecuencia la contracción de la demanda interna, de la cual depende la viabilidad de muchos pequeños negocios e impide que creen empleo.
La competencia en costes conlleva una degradación de derechos laborales y sociales que derivan en un deterioro económico y social. La participación de los salarios en la renta nacional ha sufrido un intenso declive mientras que los beneficios empresariales han adquirido una mayor relevancia. Aún así, el presidente de la Patronal Autonómica Valenciana y vicepresidente de la CEOE, afirma que no podemos hablar de “empleo o salarios basura” ya que no estamos en situación de ponernos “exquisitos”.
Favorecer los contratos temporales y a tiempo parcial, devaluación salarial, falsos autónomos, horas extra no remuneradas, debilitar la negociación colectiva, capacitar al empresario para modificar sustancialmente las condiciones laborales de forma unilateral, individualización de las relaciones laborales, etc. Medidas que, en definitiva buscan que sean los trabajadores quienes asuman el riesgo, incluido el riesgo empresarial, pero por supuesto, no los beneficios. El proletariado ha pasado a mejor vida, impera el precariado, la creciente precarización. Y será para largo."
El gobierno ha anunciado con triunfalismo la caída del paro registrado en el mes de Abril. Tendremos que esperar a que el SEPE publique las estadísticas de contratos de dicho mes para determinar en qué medida tal reducción viene influida por el incremento de la contratación en el sector turístico durante la Semana Santa. Asimismo, es fundamental conocer la duración de tales contratos. En el mes de Marzo, del total de contratos iniciales celebrados, prácticamente un 40% tenían una duración igual o inferior a un mes, por tanto, muchos de esos nuevos trabajadores volvían a estar en desempleo cuando las cifras se publicaron.
Mariano Rajoy ha afirmado estar “muy contento” con los datos de la última EPA. Atendiendo a la variación interanual, ¿qué dato le habrá alegrado más? ¿la caída de la ocupación en casi 80.000 personas? ¿la reducción de la población activa en más de 400.000 personas? ¿la destrucción de casi 260.000 empleos indefinidos? ¿el incremento de la tasa de temporalidad en un 1,19%? O quizás le alegre conocer que más del 60% de horas extra trabajadas son no remuneradas, o que el desempleo de larga duración supera el 60%, o los casi dos millones de hogares con todos sus miembros en paro, o que haya más de 760.000 hogares en los que no se percibe ningún tipo de ingresos. Datos, en definitiva, que no invitan precisamente al optimismo.
Por otro lado, la destrucción de empleo no ha tocado fondo aún. En el primer trimestre de 2014 se han destruido más de 180.000 puestos de trabajo. La ocupación ha caído en todos los sectores económicos excepto en la agricultura, la cual cuenta con un claro componente estacional. Cabe destacar que la mayoría de empleos que se han volatilizado en este primer trimestre son de carácter indefinido y a jornada completa, confirmando así la tendencia a la precarización, favoreciendo formas atípicas de empleo (contratos temporales, jornada parcial) con nula estabilidad y que no cuentan con la protección del Derecho del Trabajo en toda su extensión.
Otro dato alarmante que arroja la última EPA es la caída de la ocupación por debajo de los 17 millones, lo cual nos retrotrae a finales de 2002 con la salvedad que entonces la población total no llegaba a 41,5 millones mientras que actualmente roza los 46 millones. Ni siquiera durante los años más duros y con mayor destrucción de empleo de la actual crisis, la ocupación había estado en niveles tan bajos.
Esto tiene una clara y negativa repercusión en las ya esquilmadas cuentas de la Seguridad Social. Los menos de 17 millones de ocupados pagan las cotizaciones que financian las pensiones de casi 6 millones de jubilados y prejubilados (1,3 millones más que a finales de 2002). Asimismo, la devaluación salarial redunda en el pago de cotizaciones más bajas a la que, para más Inri, se le junta la medida estrella anunciada por Rajoy en el pasado debate sobre el estado de la nación, la llamada “tarifa plana de 100 €”. Dicha medida ha sido ya criticada tanto por Bruselas como por el BCE por su efecto adverso en las cuentas de la Seguridad Social. Huelga decir que actualmente son muchas las familias que sobreviven gracias a la pensión de los abuelos.
Favorecer la competitividad ha sido el mantra que el gobierno ha repetido hasta la saciedad para llevar a cabo y justificar el recorte de derechos laborales. Esta mayor inseguridad en el empleo así como la devaluación salarial, tiene como consecuencia la contracción de la demanda interna, de la cual depende la viabilidad de muchos pequeños negocios e impide que creen empleo.
La competencia en costes conlleva una degradación de derechos laborales y sociales que derivan en un deterioro económico y social. La participación de los salarios en la renta nacional ha sufrido un intenso declive mientras que los beneficios empresariales han adquirido una mayor relevancia. Aún así, el presidente de la Patronal Autonómica Valenciana y vicepresidente de la CEOE, afirma que no podemos hablar de “empleo o salarios basura” ya que no estamos en situación de ponernos “exquisitos”.
Favorecer los contratos temporales y a tiempo parcial, devaluación salarial, falsos autónomos, horas extra no remuneradas, debilitar la negociación colectiva, capacitar al empresario para modificar sustancialmente las condiciones laborales de forma unilateral, individualización de las relaciones laborales, etc. Medidas que, en definitiva buscan que sean los trabajadores quienes asuman el riesgo, incluido el riesgo empresarial, pero por supuesto, no los beneficios. El proletariado ha pasado a mejor vida, impera el precariado, la creciente precarización. Y será para largo."
Fonte: Público.es
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