"En la respuesta a la tragedia del colapso del edificio Rana Plaza de Bangladesh se va trazando una diferencia cada vez más amplia entre las grandes empresas textiles europeas y las estadounidenses. Si hace unos meses las divergencias surgieron en el grado de compromiso en la mejora de la seguridad de los talleres de confección, últimamente lo han vuelto hacer en las compensaciones económicas a las familias de las 1.132 víctimas mortales y los cerca de 2.000 heridos por el derrumbe del pasado abril..."
Íntegra: El País
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